El erotismo, las drogas alucinógenas,
las ciencias del átomo,
la arquitectura gótica de Gaudí y
mi amor por el oro, presentan un común de dominador:
Dios está presente en todo.
En el corazón de las cosas se esconde
la misma magia y todos los caminos conducen a la
misma revelación; todos somos hijos de Dios
y todo el universo tiende a la perfección del ser humano
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